Cayce consideraba más importante su dedicación al trabajo social (la mayoría de sus «lecturas» las realizó para personas que estaban enfermas). Se ganaba la vida con su trabajo fotográfico, pero recibía también modestas donaciones que lo ayudaban, ya que no cobraba nada por sus tratamientos y consultas.
Sus procedimientos eran múltiples: medicinas, masajes, hidroterapia, ejercicios, hierbas y remedios naturales. Veía las causas de la enfermedad que, a veces, se remotaba a reencarnaciones distantes y enseñaba cómo disolver los karmas pendientes.
Según el escritor francés Louis Pauwels, que narra la historia de este personaje en su libro El retorno de los brujos (Le Matin des Magiciens, 1960, libraire Gallimard), Cayce era un hombre muy sencillo, sin apenas formación cultural, que cuando dormía era capaz de recetar la solución médica de cualquier enfermedad, desde que a la edad de cinco años cayera en coma a causa de un pelotazo del que parecía que no sobreviviría, siendo víctima de una enfermedad incurable que no quiso revelar a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario